lunes, 22 de octubre de 2012



Alegría y reciedumbre : Dora del Hoyo

20102012
El dentista que la atendió en una ocasión señala cómo le impresionó la alegría de Dora y su reciedumbre.  La conoció cuando tenía 87 años, y le pareció “una señora elegante, de aspecto señorial, serena y sonriente, a pesar de que un voluminoso abseso dental la atormentaba desde hacía unos días”. Su historia clínica era de esas que provocan alarma en los dentistas (menciona el infarto que había tenido, etc.).
La sometí a una intrevención de cirugia extractiva. (…) La sonrisa de la Sra. Dora se mantenía igual después de la operación, aunque le había quitado sus últimos dientes, tenía aún puntos en la boca, y usaba una muleta para caminar, porque se había caído días antes y llevaba un tutor rígido en el pie izquierdo. (…) A través de su sonrisa –con o sin dientes, yo lo puedo decir- infundía serenidad a quien, por casualidad o por trabajo, le estaba cerca

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